‘Más que “un cuento”, este es el caso de Lilith , supuesta antecesora de Eva en el Talmud y el Zohar judíos, contemplando la manzana del célebre árbol del bien y del mal, plantado en el Edén
Andaba Lilith en medio de la creación, fascinada. Sintiendo como el viento la acariciaba y jugaba con sus obscuros y largos cabellos, sintiendo como el agua fresca la salpicaba , oliendo el aroma de las flores y la naturaleza exuberante, cuando de pronto lo vió!
Era un árbol esbelto y denso, con el tronco liso , cálido, muy ramificado en la copa. Las hojas de todo tipo, lanceoladas con el reverso gris plata, dentadas de un amable verde azulado, acículadas más obscuras, lobuladas… parecían bailar al ritmo de su corazón. La hipnotizaban con su danza
Entre tanto verde, como un lucero rojo, refulgìa un fruto. El mas hermoso, brillante, como un gigantesco rubi que contuviera dentro sangre viva. Nunca lo había visto. Nunca pudo imaginar algo así y se quedó prendada!
Al acercarse un calambre le recorrió el cuerpo y tuvo la certeza de que no era para ella, que solo podría contemplarlo y recibir, como del sol, su influjo. Y allí permaneciò hasta que la solicitò el hombre
Lo guardó como un secreto, como algo solo suyo, casi una eternidad estuvo visitando el lugar y extasiándose ante su mùsica, su color camaleónico y el rojo punto que le parecía un vórtice a lo desconocido, a un “más allá” que la seducía y le daba pavor, todo a la vez. En eso estaba cuando se fue formando del barro y la bruma una mujer; supo entonces, al ir esfumàndose ella, que ese ser si cogería el fruto
Se fue Lilith desvaneciendo y fundiéndose en un sueño muy dulce, se escurrió como la brisa entre las hojas de todas las formas y colores y rodeò la manzana, como una despedida , pero sin abrazarla, ni tocarla, ni rozarla. Se marchó
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