«Avatares de la vida»
Así se llama este pequeño apartado que encabezará las publicaciones y será improvisado, espontáneo y fresco. Lo que hay aquí, nacerá con el día
Viene a ser un «blog», una concanetación de historias de todo tipo; retazos de vida y de vidas también..
Abro la sección con el estreno de mi:
Art Shop
Parecerá una utopía,( o una cursilería), pero pretendo que desde aquí, se adquieran emociones. sensaciones, sentimientos, esas cosas que el arte intenta transmitir
Es 24 de enero y son las las 21,25. Afuera llueve finito y acabo de editar un montón de «productos», ( me parece horrible ponerle ese nombre a algo que participe de un mínimo de «arte», pero es así como el lenguaje tecnológico identifica algo que se pueda vender) . Aún no domino la edición, supongo que algún error se habrá colado y lo asumo como efecto colateral. La perfección se adquiere con la práctica y el tiempo. La alcanzaré, o al menos, me iré acercando a ella, que no es poco.
27 de enero.
Rodeada de COVID por todas partes
En Instagram se ha creado el CAM, Covid Art Museum, un museo digital que expone obras de artistas relativas al «bicho malo» que ha cambiado el mundo de manera tan drástica.
Pese a lo adverso, de una obviedad que hace innecesaria cualquier aclaración, me gusta pensar que la otra cara de la moneda de la pandemia es la evolución, los replanteamientos, los reencuentros con lo esencial, la revalorización de tantas cosas que se iban quedando en el camino.
Si os asomáis al CAM, podréis ver obras increíbles, mares de mascarillas celestes cuyos pliegues simulan olas y con personajes diminutos, «gozando del dio de playa», muchos besos con cubrebocas, una Julie Andrews de » Sonrisas y Lágrimas» , muy feliz ella, siendo apresada por dos esbirros con EPI, una Gioconda o un Dalí, «cumpliendo con la normativa», verdaderos homenajes a la lejía….Un derroche de ingenio y creatividad que sorprende y te hace reflexionar.
Y tu….¿que piensas?
Sun Yuan & Peng Yu. Can´t help myself
1 de febrero
I can`t help myself I
( No puedo remediarlo)
Es una instalación impresionante, creada por Sun Yuan y Peng Yu, una pareja de japoneses a los que el Museo Guggenheim de NY, encargó «arte tecnológico» y conceptual
Consta de un brazo robótico, ( que mide aproximadamente el doble que una persona), diseñado por ingenieros, encerrado en una habitación de cristal de 36 m 2. De su base se derrama continuamente un líquido rojo obscuro, denso, que la pala de caucho en la que el artilugio acaba, recoge constantemente, en un ciclo que no acaba nunca
Se concibieron 32 movimientos, para que ejecutara su interminable misión, con nombres tan cómicos como, «rascarse una picadura», «inclinarse y sacudir» o «sacude el culo», entre otros, reflejando así la intención de los artistas de animar al robot. La máquina , así, parece adquirir consciencia y haberse transformado en un ser viviente que ha sido capturado y confinado en cuatro paredes de cristal. Realmente claustrofóbico y angustioso.
Yo soy incapaz de estar contemplando la obra mas de 3 o 4 minutos, pues empiezo, textualmente a sentirme mal…
Os lo describiré, adjuntaré links y ya opináis vosotros
Pero de lo que no hay duda, es que no te deja indiferente y te hace cavilar
Os dejo imágenes en «fuentes», ( en la barra de Menú, dentro del apartado «Blog»), para que alucinéis… A mi ,me inspira tanta belleza.
4 de febrero
«Arte hondo»
Cae en Sevilla una lluvia finita y ya ha obscurecido
En el anterior post de esta página mía, hablé de la obra «I can’t help myself», de Sun Yuan y Peng Yu.
Una pieza tecnológica claustrofóbica y agobiante, pero detonante de muchos pensamientos e interpretaciones. De hecho, sus autores jamás han dado ninguna explicación sobre su significado, para dejar absolutamente abierta la puerta a la imaginación.
Hoy trato a una autora infinitamente mas dulce y no por eso, deja de sembrar evocaciones en las mentes despiertas.
CLAIRE BASTER pinta en un enorme , mágico , idílico, chateau francés.
Su taller tiene techos de vértigo y lo inunda la luz, que entra a raudales a través de ventanales proporcionales en ese gigantismo.
Caballetes robustos, mobiliario ecléctico con el toque funcional de lo industrial y el romanticismo colorido y aromático de cientos de flores y plantas…, por que ella pinta eso, la poesía mas exquisita de la naturaleza.
«Avatares de la Vida»
Va a tomar otra forma
Cada miércoles voy a escribir un fragmento, cortito, de un libro sobre un personaje muy peculiar. inventado, pero quizás, con muchos retazos de mil mujeres y hasta de algún hombre.
Una nueva aventura dentro de esta página, que no dejará nunca de hacer referencias al arte
¡¡Comienzo, vamos allá!!
Cap.1
Empezando por un final, (supuestamente)
María de los Dolores Expósito Expósito, pasó a mejor vida, (y en su caso con mas enjundia), a las 24 h de un 1 de noviembre, a los 111 años de edad.
Expiró con una amplia sonrisa en su desdentada boca y se le oyó decir:
-¡Ya era hora!
Alguno de los presentes afirmaban, que también dijo: -! Ole, ole! , cosa bastante probable puesto que, no se sabe como, consiguió tocar unas palmas. De hecho, no hubo manera de separarle las manos ni desdibujarle la sonrisa pletórica, con lo que el cadáver de Maria de los Dolores, resultaba, cuanto menos, atípico.
M.ª de los Dolores se empeñó en que le juraran que lo la amortajarian, ni de negro, ni de blanco, si no de colores. De todos los colores, porque durante casi toda su larga vida, había estado vestida y rodeada de grises y a ella le gustaban los verdes del campo, los rojos del fuego, los azules del cielo y el mar, el amarillo del botón de una margarita.
El entierro de Maria de los Dolores, fue un acontecimiento peculiar…no menos que su rocambolesca historia.
Voy a hacer una excepción
Si se incorporan lectores los miércoles, ( que es cuando publico capítulos, entre otras cosas) y no han podido leer los primeros, pues ..van a perder un poco el hilo.
Voy a dejar el 1 y el 2. Luego el 2 y el 3. Y ya se acabó, el siguiente , será el 4 solito el
Cap.2
«Nunca se supo nada de su nacimiento»
Apareció, al l amanecer de un gélido 1 de noviembre, en los brazos de una gitana loca, que golpeaba brutalmente la aldaba de un convento de dominicas que rezaban las laudes.
Sor Silveria abrió y aquella mujer dijo:
-Dile a una monja «mayó» que salga, «shiquiya»!!!
La monja contestó: tengo 30 años, ¿le parezco suficientemente mayor?
Con un mohín de extrañeza, observando sin reparos su aspecto de niña y su corta estatura, se agachó para dejarle un bulto gris en los brazos.
-Me he encontrado esto…
Y se fue diciendo: ! «¡¡Po zi que eres tu shica!!»
Entre el revoltijo de sabanas y mantas gastadas y sanguinolentas, apareció un bebé con la piel tan fina y tan poca carne, que se le transparentaban hasta las tripas.
Va a tomar otra forma
Cada miércoles voy a escribir un fragmento, cortito, de un libro sobre un personaje muy peculiar. inventado, pero quizás, con muchos retazos de mil mujeres y hasta de algún hombre.
Una nueva aventura dentro de esta página, que no dejará nunca de hacer referencias al arte
¡¡Comienzo, vamos allá!!
Cap.1
Empezando por un final, (supuestamente)
María de los Dolores Expósito Expósito, pasó a mejor vida, (y en su caso con mas enjundia), a las 24 h de un 1 de noviembre, a los 111 años de edad.
Expiró con una amplia sonrisa en su desdentada boca y se le oyó decir: -¡Ya era hora!
Alguno de los presentes afirmaban, que también dijo: -! Ole, ole! , cosa bastante probable puesto que, no se sabe como, consiguió tocar unas palmas. De hecho, no hubo manera de separarle las manos ni desdibujarle la sonrisa pletórica, con lo que el cadáver de Maria de los Dolores, resultaba, cuanto menos, atípico.
M.ª de los Dolores se empeñó en que le juraran que lo la amortajarian, ni de negro, ni de blanco, si no de colores. De todos los colores, porque durante casi toda su larga vida, había estado vestida y rodeada de grises y a ella le gustaban los verdes del campo, los rojos del fuego, los azules del cielo y el mar, el amarillo del botón de una margarita.
El entierro de Maria de los Dolores, fue un acontecimiento peculiar…no menos que su rocambolesca historia.
Voy a hacer una excepción
Si se incorporan lectores los miércoles, ( que es cuando publico capítulos, entre otras cosas) y no han podido leer los primeros, pues ..van a perder un poco el hilo.
Voy a dejar el 1 y el 2. Luego el 2 y el 3. Y ya se acabó, el siguiente , será el 4 solito el
Cap.3
Sor Silveria, con la tela de un hábito se hacía dos.
Era una época en que la miseria se respiraba; los niños nacían escuálidos y ella, como todo lo tenía pequeño, los manejaba de maravilla.
Otro ángel, (que había cambiado sus alas de la espalda por dos grandes tetas en el pecho), era Tula.
Tula olía a leche caliente y jabón de glicerina. Cuando entraba en la amplia sala donde estaban los bebés, sus diminutas naricitas se alzaban, sus corazones se aceleraban y hasta sonreían, por que aquellas mamas milagrosas, conseguían calmar el hambre de todos aquellos desheredados.
Cap.2
«Nunca se supo nada de su nacimiento»
Apareció, al l amanecer de un gélido 1 de noviembre, en los brazos de una gitana loca, que golpeaba brutalmente la aldaba de un convento de dominicas que rezaban las laudes.
Sor Silveria abrió y aquella mujer dijo: -Dile a una monja «mayó» que salga, «shiquiya»!!!
La monja contestó: tengo 30 años, ¿le parezco suficientemente mayor?
Con un mohín de extrañeza, observando sin reparos su aspecto de niña y su corta estatura, se agachó para dejarle un bulto gris en los brazos.
-Me he encontrado esto…
Y se fue diciendo: ! «¡¡Po zi que eres tu shica!!»
Entre el revoltijo de sabanas y mantas gastadas y sanguinolentas, apareció un bebé con la piel tan fina y tan poca carne, que se le transparentaban hasta las tripas.
Tula parió un niño enfermo.Tuvo la minivida más maravillosa que nadie hubiera podido soñar, prendido permanentemente a su madre, oyendo la música de su corazón, impregnado de su aroma y libando de aquel néctar dulce y confortante.
Saciado de amor y ternura, subió al cielo feliz. Al soltar el pezón, brotó una vía láctea, que ya quisiera Hera; estrellas brillantes al sol de la tarde, desplazándose con la armonía del universo. En ese momento, la mujer, no dada a los dramones, decidió que aquello era una señal y tenía un propósito.
Al día siguiente, se encaminó al convento, hospicio a la fuerza.
Aquella diminuta criatura rosada y traslúcida, traía atada al tobillo una tira de batista con una nota de papel, que ponía: «Soy María de los Dolores y quiero vivir ».
Movía brazos y piernas, como si quisiera salir corriendo y abría la boca sin emitir sonido alguno.
Sor Silveria calentó agua y la lavó, le cortó la tripa del ombligo y lo pinzó.
Entonces vino Tula, y se obró un milagro….
Cap.4
TULA
Tula olía a leche caliente y jabón de glicerina. Cuando entraba en la amplia sala donde estaban los bebés, sus diminutas naricitas se alzaban, sus corazones se aceleraban y hasta sonreían, por que aquellas mamas milagrosas, conseguían calmar el hambre de todos aquellos desheredados.
Tula parió un niño enfermo. Tuvo la minivida más maravillosa que nadie hubiera podido soñar, prendido permanentemente a su madre, oyendo la música de su corazón, impregnado de su aroma y libando de aquel néctar dulce y confortante.
Saciado de amor y ternura, subió al cielo feliz. Al soltar el pezón ,antes de abandonar este mundo, brotó una vía láctea, que ya quisiera Hera; estrellas brillantes al sol de la tarde, desplazándose con la armonía del universo.
En ese momento, la mujer, no dada a los dramones, decidió que aquello era una señal y tenía un propósito.
Al día siguiente, se encaminó al convento, hospicio a la fuerza, con la certeza de que esa leche que llenaba su pecho era la vida de los desheredados
Cap 5
La cinta del piececito
Aquella diminuta criatura rosada y traslúcida, traía atada al tobillo una tira de batista con una nota de papel, que ponía: «Soy María de los Dolores y quiero vivir ».
Movía brazos y piernas, como si quisiera salir corriendo y abría la boca sin emitir sonido alguno.
Sor Silveria calentó agua y la lavó, le cortó la tripa del ombligo y lo pinzó.
Entonces vino Tula, y se obró un milagro….
Cap. 6
Cuando la vida inunda
Tula, presurosa, se acomodó en el regazo al fragilísimo ser, para ofrecerle lo mejor que tenía.
Poco a poco, los puñales de hierro malo y frío que tenía clavados en su tierno y cálido corazón de mujer, se fueron fundiendo.
Notaba como ese veneno de dolor, lo iba succionando la niña con la leche, y lejos de dañarla la transformaba: la pelusa rubia de su cabecita se tornaba hilos de oro; la piel transparente, seda rosada; el cuerpo se rellenaba y curvaba.
Sin estridencias, como si fuera lo más natural del mundo.
Cap. 10
“Dos globos atados a un palo”
Sor Silveria, Tula y Lola, se rebelaron al principio.
La bebé estaba lustrosa y ya desde sus dos cortos meses de vida, sabía que no debía molestar; por eso casi no lloraba, solo poquito en silencio, (cuando no podía aguantar una pena extraña que la embargaba y decidía desahogarse)… y » como el que no llora no mama» y había mucho niño enfermo, optaron la mayoría de aquellas monjas hacendosas, presurosas y delgadas, destetarla.
Tras no mucho protestar, aquella trinidad decidió, que realmente, era lo más razonable.
11
«Tomás, grande como un oso»
Un obscuro 29 de febrero, ventoso y húmedo, sucedió algo terrible.
En aquel mundo de mujeres atareadas y niños supervivientes, no había sitio para las «guerreras», solo para las luchadoras.
Prevenían, intentando convertir el convento en un lugar casi blindado, casi….
El bueno de Tomás, (que no se llamaba así, pero siempre quería meter el dedo en la llaga y se había ganado a pulso el sobrenombre),iba algunas veces a ocuparse de las tareas más bruscas.
Cap.11
Tomás, grande como un oso
Tomás, grande como un oso
Un obscuro 29 de febrero, ventoso y húmedo, sucedió algo terrible.
En aquel mundo de mujeres atareadas y niños supervivientes, no había sitio para las «guerreras», solo para las luchadoras.
Prevenían, intentando convertir el convento en un lugar casi blindado, casi….
El bueno de Tomás, (que no se llamaba así, pero siempre quería meter el dedo en la llaga y se había ganado a pulso el sobrenombre),iba algunas veces, a ocuparse de las tareas más bruscas.
Hombre fornido y grande como un oso, consagraba unas cuantas de sus horas a ayudar. Hacía todo aquello a lo que no alcanzaban las fuerzas de las monjas
Cap.12
Un gallo asesino
Los espolones del gallo eran sables.
Ya habían herido. Sobre todo a Tomás, hombre tranquilo y callado, al que el bicho causaba muchos quebraderos de cabeza. Era semental imprescindible en la producción de huevos y parecía que era tan consciente de ello, que se divertía dando la lata, especialmente al único macho adulto que frecuentaba aquellos lares; cuando llegaba el hombre, parecía que lo oliese y aprovechaba que se abría el portón de la huerta, para salir disparado, con la cresta roja enhiesta y el pico apuntando retador al aire que cortaba.
Estaban pendientes y alertas, pero sin que nadie supiera como, aquel animal increíblemente grande para su especie y la época que atravesaban, surgía como de la nada, batiendo toda la envergadura de sus alas, como un terrorífico grifo sediento de sangre
Cap:12 +1
La miseria
La miseria suele volver a algunas personas miserables.
Los miserables, cuando no tienen moderación alguna, convierten la supervivencia en una justificación inalienable para cualquier canallada.
Aquel hambriento solo, desesperado, cuando vio salir al descomunal gallo arrancando tiras de piel de las manos de Tomás, solo vio comida.
14
El drama se consumó
Era merodeador habitual. Sabía que allí los bebés sobrevivían. Buen sitio.
Como si aquello fuera solo, solo, la línea que separase su vida de su muerte.
Se lanzó.
No le importó nada. ya no tenía a nadie.
Solo.
Se precipitó entre hombre y animal, se aferró a plumas, músculo, cartílago, carne, ojos, lágrimas, gritos, manos, golpes, picotazos.
Cap.15 .» Lucha»
Mordió, chilló, bramó, sangró, le dolió.
Corrió, atrapó, se cayó.
Se revolcó, no tenía aire pero siguió.
Cap.16. «Y se fue»
Luchaba. Moria
Destrozaba al gallo, a Tomás, a él.
Total. ¿Qué perdía?
Por un instante se sintió feliz y fuerte, un luchador.
Allí aparecieron figuras, revoloteando, danzando, parando, tocando, separando, llorando, corriendo, mirando, orando, suplicando.
Cejó.
Estaba roto.
El gallo daba vueltas, en círculo, con el cuello partido y chorreando líquido rojo y palpitante, las alas quebradas, los espolones desgarrados.
Tomás tendido en la tierra, rodeado de monjas.
El merodeador expiró en el regazo cálido de Tula, se fue con el olor a leche caliente y jabón de glicerina.
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